
El escritor falleció ayer a los 103 años. Su corpus literario renovó la poesía en la segunda mitad del siglo XX. “Nunca fui el autor de nada porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire”, dijo en una entrevista
Nicanor Parra (1914-2018), el antipoeta, murió la madrugada de ayer en su residencia de Las Cruces, Chile, donde vivía desde hace más de dos décadas. Fue creador de uno de los corpus literarios más importantes en lengua española de la segunda mitad de siglo XX y, al mismo tiempo, uno de los provocadores literarios con mayor impacto en las letras hispanoamericanas.
Nacido en San Fabián de Alico, el 5 de septiembre de 1914, y el mayor de nueve hermanos, entre ellos la cantante Violeta Parra, fue además profesor de Física y, esencialmente, el poeta que renovó la poesía mundial con obras como Poemas y Antipoemas, publicado en 1954. Para 1962, sale Versos de salón y en uno de los poemas Parra provoca: “Durante medio siglo / la poesía fue / el paraíso del tonto solemne. / Hasta que vine yo / y me instalé con mi montaña rusa. / Suban, si les parece. / Claro que yo no respondo si bajan / echando sangre por boca y narices”.
En una entrevista con el diario El País, en 2011, Parra declaró: “Nunca fui el autor de nada porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire”. La figura de Nicanor parecía inmortal. Hace tres años festejaba su centenario el poeta vivo más longevo, aunque él se definía como un profesor en un liceo oscuro que ha perdido la voz haciendo clases, ni de derechas ni de izquierdas, de estatura mediana, voz ni delgada ni gruesa, un embutido de ángel y bestia o como un hombre imaginario que habitaba una casa imaginaria en un mundo imaginario.
Fue candidato eterno al Premio Nobel de Literatura por esa poesía que es un disparo a la conciencia y a la estética dominante. Durante más de seis décadas su obra desconcertó al mundo. Al aparecer Poemas y Antipoemas, Pablo Neruda le preguntó: “¿Aspira a ser el mejor poeta de Chile?”, y Nicanor respondió: “No, me conformo con ser el mejor poeta de Isla Negra”.
La vena lírica de Parra está compuesta por el lenguaje del pueblo para mostrar al hombre común enfrentado a sus dilemas de la vida corriente. De eso se trata la antipoesía, es la poesía de lo cotidiano en su forma y en su fondo.
ÚLTIMOS DÍAS. Convertido según el crítico Harold Bloom, en uno de los mejores poetas de Occidente, Parra siguió creando hasta los últimos días de su vida, mientras afinaba detalles de un Anti Museo, que levantó en Isla Negra y preparaba nuevos libros.
En Las Cruces huía de las entrevistas pero conversaba con vecinos, recibía amigos o, hasta hace poco, conducía un viejo Volkswagen.
Ayer murió, en ese poblado donde era querido por sus residentes. No descansará en paz. Lo anticipó él mismo en 1985 en el poemario Hojas de Parra: “claro - descansa en paz, y la humedad? y el musgo? y el peso de la lápida? y los sepultureros borrachos? y los ladrones de maceteros? y las ratas que roen los ataúdes? y los malditos gusanos que se cuelan por todas partes haciéndonos imposible la muerte o les parece a ustedes que nosotros no nos damos cuenta de nada”.
Perfil. Nicanor Segundo Parra Sandoval fue hijo de un profesor de primaria y músico y de una modista. Estudió en Internado Nacional Barros Arana, y luego cursó Matemáticas y Física en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
El futuro profesor del Liceo de Hombres de Chillán publicó en 1937 su poemario Cancionero sin nombre, título que omitiría con los años y que le valió el Premio Municipal de Santiago. Gabriela Mistral lo señaló como “el futuro poeta de Chile”.
En la década de los 40, viajó a EU para realizar un posgrado en mecánica avanzada en la Universidad Brown y en 1949 viaja a Inglaterra, becado por el Consejo Británico, para estudiar un doctorado en cosmología. Ahí lee a Shakespeare y Newton y prepara el libro que cambiaría el rumbo de la poesía hispanoamericana: Poemas y antipoemas.
De ahí siguieron muchos otros poemarios y su obra fue traducida al inglés en las versiones de figuras de la talla de Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, William Carlos Williams y Thomas Merton. En 1969 recibe el Premio Nacional de Literatura de Chile.
Al hijo ilustre de Chillán, solo en la década de los 90 le llegaron los reconocimientos internacionales. En 1991 obtiene en México el Premio de Literatura Juan Rulfo, en el 2001 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y una década después, en 2011, es reconocido, a sus 97 años, con el Premio Cervantes.
CONDOLENCIAS. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, envió un mensaje de apoyo a la familia de Nicanor, y lamentó la pérdida que significa su muerte para la literatura occidental.
El gobierno chileno decretó dos días de duelo oficial, mientras que el presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, dijo: “Lo ultimo que le faltaba a Nicanor para ser inmortal era precisamente haber dejado este mundo terrenal”.
Por su parte, la secretaria de Cultura de México, María Cristina García Cepeda, lamentó hoy el fallecimiento del poeta chileno Nicanor Parra, a quien describió como el “creador de una obra desafiante de versos memorables”. “Una gran pérdida para la literatura hispanoamericana es el deceso del ‘antipoeta’ “.
Poema
-El hombre imaginario
El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario
De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios
Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios
Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario
Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario.
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